Los asirios fueron soberbios. Pensaron que todo lo lograron gracias a su poder. Los logros pueden distorsionar nuestra perspectiva si no reconocemos que Dios es el que cumple sus propósitos a través de nosotros. Cuando pensamos que somos lo bastante fuertes para hacer cualquier cosa, estamos condenados al fracaso ya que la soberbia nos ha cegado a la realidad de que Dios tiene el control supremo.
Ningún instrumento ni herramienta lleva a cabo su propósito sin una gran fuerza. Los asirios fueron instrumentos en las manos de Dios, pero fracasaron en reconocerlo. Cuando una herramienta se envanece por tener más poder que el que la usa, está en peligro de ser desechada. Solo somos útiles en el grado que permitamos que Dios nos utilice.
Pastor Armando Morínigo
Iglesia Pentescostal (Chajarí)
sinceramente me dio impresion la foto,jajajaj no por el sino porque parece de esas "lo recordaremos con amor"...gracias armando por tu aporte al blog...
ResponderEliminarGracias Pastor Armando, hermosas palabras... una vez más entendemos que debemos ser humildes y no creernos, que logramos las cosas por nosotros mismos.
ResponderEliminarUna Bendición!!!