III- El narcisismo
Como nunca en la historia la maquinaria publicitara del mundo promueve el amor a si mismo, la egolatría.
Se dice que hay un narcisismo primitivo que es bueno porque nos devuelve una imagen completa de nosotros mismos.
Pero el narcisismo patológico es el que ya está arrastrando a la juventud en una búsqueda de la belleza, el lujo, las dietas, etc.
La persona se encuentra seducida por su propia imagen que no le importa si hay en este mundo otro ser viviente, en donde se glorifica el yo.
Hay una dedicación excesiva de tiempo por causa de un amor patológico de si mismo.
IV- La informática digital
En este siglo la televisión, la computadora, se convierten en un alimento intelectual para la juventud.
El aprendizaje se da por vía audiovisual, hay que ver y sentir para saber.
Esta forma de obtener información es atractiva, interesante y hasta seductora, y se convierte por lo tanto en otro distractor para la juventud, que es amante de lo novedoso, dinámico y de lo pragmático.
V- Búsqueda de felicidad y libertad
El mundo es un mercado muy grande que le presenta a la juventud diversos productos para satisfacer su búsqueda de felicidad y libertad.
La felicidad consiste en la satisfacción material y palpable. Los productos que se le ofrecen a la juventud tienen que ver con el dinero, la salud, fama, placeres y poder.
Ser libre para ser feliz es la clave de la vida de los jóvenes y señoritas de este siglo
En ese sentido la religión es uno de los productos a consumir para llegar a la felicidad deseada.
Conclusiones
1) No queremos satanizar esta lista de distractores, sino hacer un llamado de atención sobre el peligro que cada uno de ellos representa o va a representar para la juventud de este siglo XXI.
2) Cada uno de estos distractores es o puede ser un estorbo para la juventud en su búsqueda honesta de una espiritualidad modelada en la persona de Jesucristo.
3) La juventud debe actuar con equilibrio y dominio propio para no dejarse arrastrar por distractores que afectan especialmente su vida emocional.
4) La mejor arma para enfrentar estos peligros que nos presenta este siglo xxi, es un sometimiento a una ida discipularia que les permita un crecimiento hasta alcanzar la madurez espiritual.
“Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor” (I Timoteo 2:22)
Por Isaú Chávez
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