miércoles, 8 de enero de 2014

IGLESIA DE ÉFESO - 3ra PARTE

DESAFÍO Y BENDICIÓN

El desafío para la iglesia de Éfeso tiene que ver con la frase «El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias».

Se refiere a tener oído espiritual, solamente los creyentes que han nacido de nuevo en Cristo y que están dispuestos y deseosos de escuchar, entenderán lo que el Espíritu habla.
No todos los cristianos están en disposición de escuchar lo que dice el Espíritu, estos son los que se rebelan contra el señorío de Cristo y contra el Espíritu de Dios (Hebreos 5:11-12).

La disciplina y la conducta del creyente cristiano determina su obediencia a la Palabra de Dios, y por consiguiente su correcto andar en Cristo, ya que la misma Escritura nos dice que debemos ser «hacedores de la Palabra, y no tan solo oidores» (Stg.1:22).

Cristo promete una bendición de vida eterna en el cielo con Cristo al que pueda corregir lo que El Señor le ha indicado, o sea a los vencedores. El premio es el derecho a comer del árbol de la vida que está en el paraíso. Este árbol fue el que se le prohibió a Adán y a Eva después que pecaron, y es el símbolo de la vida eterna. Solamente los vencedores tendrán acceso a comer de este árbol, en 1-Juan 5:4-5 nos dice las características que debe tener un vencedor:
“Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?”

El que pone toda su confianza en Jesucristo y lo pone de primero a Él en todas las actividades de su vida, es el que vence al mundo.


ANEXO

Éfeso (2:1-7)
La Iglesia del primer amor (Siglo I d.C.)

El nombre "Éfeso" significa deseada o primer amor y describe adecuadamente el primer siglo de historia de la Iglesia, el cual se caracterizó generalmente por un profundo amor y un ardiente celo por Cristo y también por una inflexible oposición a los falsos maestros y a las doctrinas erradas. Éfeso era el centro de una densa población cristiana y gracias a los esfuerzos de Juan, el cuerpo principal de los pastores de la región se mantuvo firme contra toda herejía y unánime en la exclusión de los maestros falsos de las iglesias. Sin embargo, la iglesia que Juan más conocía y amaba había dejado el celo del principio. Las flores habían caído del árbol. La primera luz se estaba convirtiendo en lobreguez. (Vea Hechos 20:17-31.)

Éfeso, la famosa capital del estado jónico, era conocida como "la luz de Asia". Era famosa por su riqueza, su sabiduría y su perversión. La adoración de Diana (vea Hechos 19) se extendió de allí a todo el mundo entonces conocido. Pero la iglesia de Éfeso (madre de todas las iglesias de Asia) se alza sobre las demás como la más espiritual de todas ellas, según lo expresa el relato sagrado. Sin embargo, como el doctor Campbell Morgan nos recuerda, "el origen de la iglesia de Éfeso está descrito en Hechos 18 — 20; el ministerio elocuente pero parcial de Apolos fue suplementado y ampliado por el de Pablo. La carta a Éfeso describe la situación de la iglesia unos treinta y cinco años más tarde."

Éfeso estaba entregada a la idolatría y una de las herejías prevalecientes consistía en afirmar que los cristianos podían participar de las inmoralidades de los festivales paganos. Por esta razón, muchos cristianos dejaron su primer amor. ¿Somos nosotros tan ardientes y fervorosos en el Señor hoy como lo fuimos en los primeros días de nuestra vida cristiana, cuando todo lo llevábamos al altar? Aunque quizá todavía nos quede un lenguaje teológico, ¿no podría ocurrir que nuestro corazón haya dejado de palpitar con el amor a Jesús que manifestamos en los primeros años de nuestra vida cristiana?

Veíamos anteriormente que por "ángeles" podemos entender los representantes espirituales de cada iglesia. Walter Scott considera al "ángel de la iglesia" como "representante simbólico de la asamblea en su presente estado moral. La idea está en la representación. .. Podríamos hacer mucho énfasis en que no hay una representación oficial sino moral en la idea derivada de la palabra 'ángel', tal como se usa en conexión con las siete iglesias".

En cada una de las cartas, el que habla es el Señor resucitado y la revelación de sí mismo es adaptada a la necesidad de cada iglesia. Como lo hemos indicado ya, Cristo se presenta a sí mismo en términos simbólicos tomados del capítulo 1. Así es como conectamos el versículo 1 del capítulo 2 con los versículos 12, 13, y 20 del capítulo 1. Se ve a Cristo caminando como Juez en medio de las iglesias. Cada acto es controlado por Aquél que nunca se descuida ni duerme. Y siendo Él quien sostiene en su mano los siete candeleros de oro, puede quitar de su lugar cualquiera de ellos. Realmente es una cosa muy seria pensar en que el Señor conoce exactamente lo que cada uno de nosotros está haciendo. Él sabía que los efesios no toleraban a aquellos que hacían lo malo. ¿Los podemos tolerar nosotros? ¿Aborrecemos nosotros todo aquello que es malo?
Había muchas cosas por las cuales alabar a esta iglesia casi intachable. Su paciencia fue altamente elogiada (esta palabra aparece dos veces). En el versículo 2 se refiere a la paciencia en el servicio, mientras que en el 3 se habla de la paciencia en el sufrimiento. En total, el Señor expresó ocho elogios para la iglesia de Éfeso.

Sin embargo, hay un triste "pero" en el mensaje de Cristo a esta iglesia. El primer amor matrimonial con Cristo había sido abandonado. Había una doctrina pura y un perfecto orden eclesiástico, pero también existía una lamentable falta de amor. El amor a Cristo es la única motivación para todo servicio aceptable (Juan 21:15-17). ¿No afirmó Pablo en 1 Corintios 13 que el mejor de los servicios tiene poco valor cuando no hay amor? Otros amores había surgido allí y la iglesia de Éfeso estaba en peligro de caer.
A esta iglesia se le ordenó recordar de dónde había caído y volverse a sus primeras obras. Con el primer amor se habían ido las primeras obras. El amor anhela amor, porque donde hay verdadero amor hay también verdadero servicio.

La exhortación "el que tenga oído" se encuentra en la conclusión de cada carta. En las primeras tres iglesias esta expresión aparece antes del mensaje de Cristo al que venciere. En las últimas cuatro, se halla después de la promesa al vencedor.

El Espíritu Santo es el administrador de los asuntos de la iglesia a través de todo este período, como se indica en la séptuplo repetición de la frase "el Espíritu dice a las iglesias". Al vencedor de estas iglesias, Cristo le ofrece la provisión del árbol de vida, lo cual puede indicar exención de deterioro corporal. El árbol era muy significativo para los griegos, como símbolo del poder divino, dador de vida. "Paraíso" significa "un jardín delicioso" y representa la suma de todos los goces espirituales.

Sergio Riveros A.
Apóstol

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