No se puede corregir lo deficiente si no se reconoce la falencia, no se puede subsanar una enfermedad si no se registra una patología, no se puede poner vino nuevo en odres viejo y subjetivamente salvaguardando las excepciones a la regla, hay que entender la radiografía de nuestra identidad como influencia juvenil, no para seguir desarmándola, si no para cimentarla, por eso urge que los colaboradores de la causa tengan que partir de raíz, sin filtro, y mirando de fondo.
Tácitamente buena parte de nuestra juventud es raquítica en los desafíos en Dios, esta oxigenando a grito por la falta de presencia, producto de estar enviciada por dogmas religiosos que ensombraron la influencia de la fe hasta el punto de negarla, sin obviar que su apariencia en el terreno juvenil hay muchas ambigüedades que incendia la llama descontrolada de lo especulativo, y lo que retiene que su avance sea devastador, es el agua viva de lo real que apaga todo fuego extraño.
Esta alicaída pero reversible postal tiene sepa de pensamientos gestados en de las regiones celestes, es una sintonía fina de articulación cuidadosamente implementada por mentes siniestras a generaciones, un patrón construido por ángeles caídos que distorsiona la verdad, estancando, mutilando y matando a varias generaciones de jóvenes que pudieron entrar en el cumplimiento de la promesa, pero solo son conformados con ser de buen testimonio.
Si gran parte de nuestra camaleónica juventud evoluciono, fue por el desarrollo de conceptos filtrados que nada tiene que ver con las leyes de Reino, y ahí está el click, el paralelismo del camino recto angosto sustituido por atajos y que solo como efecto dómino alejaron el consejo del Rey, ignorando una regla bíblica del proverbio “Los pensamientos, con el consejo se ordenan” (Proverbio 20:18), los pensamientos desordenados, son la evidencia de la falta de consejo de Dios y el que tiene pensamientos desordenados, actúa sustituyendo el consejo y cuando eso sucede el mensaje puede plagiarse y ser tomado como autentico, y esta es la obra maestra el enemigo de Dios, falsificar un mensaje y que ese mensaje sea aplanado para solo dejar visible la punta de un aparente insignificante iceberg, ocultando un moustro hundido que atrapa con pesada ancla a la juventud que se atreve a cruzar.
Toda estrategia tiene una contra estrategia, reconocer el campo minado, el mismo nos puede llevar a caminar por la senda antigua, es ella la que mantiene nuestra gravedad espiritual con el peso de la verdad, esto sin duda permitirá que nuestra vestidura no sea manchada, ni admitirá ser consecuente sobre los valores artificiales, si no que establecerá nuestra fe sobre el fundamento de la Roca, y aquí tiene sentido la contra estrategia de la palabra, porque ella se trasforma en el detector que no nos permitirá comprar la mentira como una verdad y no solo eso, si no que tener lo original de Dios nos permitirá ampliaremos como una pandemia para mostrar que esta juventud puede proyectarse en Dios, y eso es avanzar y cuando uno avanza en Dios, el enemigo pierde terreno, entrando nosotros en la línea de ser protagonistas y esta verdad de ser protagonistas no está adjuntada a cuanto es, tiene, vale o cuanto puede hacer la juventud, si no es una proyección exclusiva de Dios y si él lo determino quien podrá detener su decisión.
No hay duda que este contante ataque tiene secuelas vigentes, una generación que no ha tenido la capacidad de entrar en el secreto de Dios, porque sus oídos vírgenes solo fueron ecos de una bien intencionada enseñanza enlatada, donde la juventud se transformó en una caja de resonancia repetidora de lo que el Eterno hablaba por otros, y paradójicamente como antítesis, muchos, como pequeño puñado de sal, que no se quedamos en la teoría de la buena receta dominical, si no que fueron a la práctica de conocer los registros vocales de Dios, transformándose en oyentes de lo íntimo de las decisiones presente sobrenaturales, estos son los distintos, los encuadrados rebeldes al sistema religioso, son muchos más de lo que dan las cifras de las consultoras, es fácil de identificarnos porque están marcados por los dedos acusadores de los conformistas, son los mutilados del alma, siendo ignorados y apuntados, por el solo hecho de mirar más de cerca la verdad de la cruz, pero detrás de esas torturas palpable que superan nuestra ficción, son los que pueden vivir los propósitos de Dios con claridad, son los anónimos que sus mentes fueron abiertas, son los que nunca la censura religiosa los podrá intimidar, son los escuderos que arengamos a continuar en la batalla, son los anónimos desconocidos que utilizamos cualquier recursos porque tienen la gracia de ser llamados en la ultima hora. Y este es su recurso, escriben, son de los que avanzan.
Nada puede hacernos perder la memoria, por eso es prohibido olvidar que nuestra influencia como joven es más protagonista en términos lineales de los propósitos de Dios, las escrituras está llena de registros de jóvenes que fueron protagonistas de los planes divinos, ni hablar en el tiempo de la reforma y buena parte del siglo moderno y nuestro presente, donde la voz de descubrir las verdades del evangelio fue y es llevada por hombres que tienen desde muy joven el vértigo de entrar en el secreto de Dios, estos introvertidos de la verdad fueron y son entendidos en la practicidad de la influencia de despertar a su generación con la verdad del evangelio absoluto.
No hay mayor influencia que es esta, la de saber que la capacidad de soñar en Dios está al alcance de todos, no hay mayor influencia que esta, la de entender que todos somos parte fundamentales y únicos en los diseños, propósitos, planes y ejecución del arquitecto del evangelio, no hay mayor influencia que esta, que somos vid unidos al pámpano.
Qué ninguna circunstancia momentánea nos haga olvidar lo que somos, no dejemos que nada guie nuestros pasos a caminos perdidos, no dejemos que la masa nos lleve apresuradamente a pelegrinar por la senda del olvido, porque hay una sola forma de ocultar nuestra influencia y esa es negándola.
Por Alberto Segovia
Director de Generación Emergente Argentina
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