martes, 1 de noviembre de 2011

UNA SITUACIÓN DONDE NADIE GANA


Abram se unió a Agar, la cual quedó embarazada; pero cuando se dio cuenta de su estado comenzó a mirar a su señora con desprecio.Entonces Sarai le dijo a Abram:
—¡Tú tienes la culpa de que Agar me desprecie! Yo misma te la di por mujer, y ahora que va a tener un hijo se cree más que yo. Que el Señor diga quién tiene la culpa, si tú o yo.Y Abram le contestó: —Mira, tu esclava está en tus manos; haz con ella lo que mejor te parezca.Entonces Sarai comenzó a maltratarla tanto, que Agar huyó. Pero un ángel del Señor la encontró en el desierto, junto al manantial que está en el camino de Sur, y le preguntó:—Agar, esclava de Sarai, ¿de dónde vienes, y a dónde vas?—Estoy huyendo de mi señora Sarai —contestó ella.Entonces el ángel del Señor le dijo:—Regresa al lado de tu señora, y obedécela en todo.Además el ángel del Señor le dijo:«Aumentaré tanto tus descendientes, que nadie los podrá contar.Estás encinta y tendrás un hijo, y le pondrás por nombre Ismael, porque el Señor escuchó tu aflicción.
Génesis 16. 4-11 DHH

Algunas veces somos impotentes debido a alguna situación específica en la vida. Podemos estar en una situación donde otras personas ejercen poder sobre nosotros. Podemos sentir que estamos atrapados por las demandas de los demás y que no hay manera de agradarlos a todos. Estamos antes una disyuntiva: El de complacer a uno es el decepcionar a otro. A veces cuando nos sentimos atascados y frustrados con nuestras relaciones, buscamos una medida de control escapándonos a través de nuestras conductas adictivas.

Agar es una ilustración de la impotencia. Ella no tenía derechos. Cuando joven, era esclava de Sarai y Abram. Cuando ellos se sintieron angustiados porque Sarai no podía tener hijos, Agar fue entregada a Abram para que concibiera el hijo que Abram debía tener. Cuando Agar quedó encinta, que era lo que deseaban, Sarai se puso tan celosa que golpeó a Agar, y esta huyó. Sola en el desierto, Agar se encontró con un ángel que le dio un asombroso mensaje: “Vuelve junto a ella y sométete a su autoridad –le dijo el ángel-. De tal manera multiplicaré tu descendencia, que no se podrán contar. Además el ángel de Jehová le dijo: “Estás encinta y tendrás un hijo, y le pondrás por nombre Ismael, porque el Señor escuchó tu aflicción”

Cuando estás atrapado en un callejón sin salida, es tentador huir a través de nuestras propias vías de escape que son adictivas y compulsivas. En tiempos como estos Dios está ahí, y está escuchando nuestras aflicciones. Necesitamos aprender a expresar nuestro dolor a Dios en vez de tratar de eludirlo. Él escucha nuestro clamor y está dispuesto a darnos esperanza para el futuro.

Solo necesitamos acercarnos de una forma sincera, y el responderá. Nos dará aliento y llevará nuestras cargas por nosotros. Hoy es tiempo de entregar, hágalo ahora.

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